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  • Lucia Rivarola

Entrevista a Agustina Kupsch: género y COVID-19, la doble pandemia.

Las medidas de confinamiento y distanciamiento social generaron un aumento en el tiempo que las mujeres le dedican a las labores del hogar y al cuidado de sus hijos, sumado a sus actividades profesionales. La mirada de Agustina Kupsch, antropóloga y especialista en género.



“Eso que llaman amor es trabajo no pago”. La famosa frase de la filósofa Silvia Federici hace alusión a una realidad conflictiva que, durante la pandemia de COVID-19, se ha exacerbado: la carga mental y el trabajo no remunerado de las mujeres en sus hogares. Agustina Kupsch, antropóloga social y creadora de la cuenta de Instagram Panóptico de Género (@panopticodegenero), explica: “Antes de la pandemia, las mujeres en Argentina ya realizaban más del 75% de las tareas domésticas no remuneradas. La pandemia solo exacerbó este punto; no debería sorprenderle a nadie que seamos las mujeres, de nuevo, quienes paguemos el impacto”.

Por carga mental nos referimos al esfuerzo mental y el trabajo cognitivo que suponen las diversas actividades y tareas en el ámbito doméstico que realizan las mujeres, en comparación con las asumidas por los hombres. Los datos de la evaluación Estudio sobre el impacto de la COVID-19 en los hogares del Gran Buenos Aires, realizada por el INDEC, indican que, de los hogares con niños y adolescentes en edad escolar que incrementaron el tiempo dedicado a tareas de apoyo educativa, el 64,1% declaró que esas actividades son realizadas solo o con mayor dedicación por las mujeres.

Al presentarle estos datos a Kupsch consultora en género, diversidad y políticas públicas, ella argumenta que este trabajo “representa un 15% del PBI nacional. Esto último no es un dato menor: el trabajo no remunerado y la sobrecarga mental que llevamos las mujeres también tiene un impacto económico, y no nos es reconocido”.

—¿Por qué los varones perciben su colaboración y su participación como una ayuda?

—Los varones asumen algunos actos de cuidado como ayuda porque culturalmente está instaurado que es responsabilidad de las mujeres. En este punto, no solo es responsabilidad de los varones: las mujeres también debemos reaprender que no es nuestra obligación exclusiva, que este tipo de divisiones son constructos sociales y que, como tales, pueden ser desarticuladas.

No son solo las tareas del hogar: históricamente, las mujeres cargan con tareas de cuidado. Tomando dos de las ramas de mayor inserción laboral femenina, la docencia y la salud, Kupsch comenta que “en todo el mundo, las mujeres representan el 70% del personal de salud entre las que trabajan en la atención al público, enfermeras, parteras, médicas y personal de limpieza. En Argentina, los docentes son considerados personal esencial siendo mujeres en un porcentaje superior”.

La abanderada feminista, cuya misión en Panóptico de Género es generar “un espacio en donde también se pueda cuestionar el discurso académico y rescatar el saber popular”, insiste en que “es imprescindible diseñar e implementar estrategias que mitiguen los efectos de la pandemia, tanto en la salud como en la economía de las mujeres”.

No solo destaca la urgente necesidad de crear políticas y planes de contención a las feminidades, sino que explica: “Para que esas estrategias sean efectivas, es necesario que sean llevadas a cabo por mujeres comprometidas, con perspectiva de género y mirada interseccional”.

En redes sociales circula un video en donde la diputada Vanesa Siley le pregunta a un aspirante a juez acerca del término techo de cristal, pero la respuesta es vaga y evasiva. Se refiere a la barrera invisible por encima de las ambiciones de las mujeres calificadas en actividad laboral que les impide crecer libremente y alcanzar los niveles jerárquicos más altos.

“Ese video es solo una representación más de lo lejos que estamos de incorporar la perspectiva de género en las instituciones estatales”, explica Kupsch. Al preguntarle acerca de su punto de vista, afirma: “Está mal diseñado el abordaje pedagógico que se propone. No basta con un curso online autogestionado, es importante realmente capacitar en perspectiva de género a todes les funcionaries y trabajadores del Estado. Sin eso, no hay política pública, ni ley, ni decreto que nos vaya a ayudar”.

Acerca de los desafíos que la pandemia nos va a dejar, la profesional nombra a la división de tareas y la justa distribución de la carga mental entre los principales. Haciendo mención a las enseñanzas, contrasta: “Nos queda mucho que recorrer aún y apelo más a las redes de contención feministas y disidentes para educar a los entornos”.

Esta tarea es la que asumieron en Panóptico de Género. Las palabras de su fundadora resumen su proyecto: “Son talleres sobre distintos abordajes en torno a la perspectiva de género y la interseccionalidad. Son espacios seguros de reconstrucción y coconstrucción de ideas y conceptos. Para democratizar teorías, pero desde un saber comunitario, porque participan activistas del feminismo interseccional”.

La pandemia de coronavirus provocó el cierre de muchas fronteras, pero parece haber abierto el debate acerca de la carga mental femenina de puertas adentro. Prevención y capacitación son dos objetivos planteados desde Panóptico de Género, el otro laboratorio sobre el que poner las fichas.

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