Proyecto de señalética de orientación interna para los hospitales modulares de emergencia
POR ÁNGELES FATO Y PILAR SCOTTO
María Eugenia Giorgi es diseñadora gráfica y Agustina Alonso es arquitecta. Forman parte de la comunidad ditelliana y comparten sus visiones sobre la crisis del Covid-19 con La Curva. Ambas trabajan a diario en el Ministerio de Salud de la Nación en la concreción de las políticas publicas que impulsa el organismo. Ahora, en el medio de la urgencia, están en el desarrollo de señales de orientación para el interior de los hospitales de emergencia que serán instalados en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y el Chaco. En esta entrevista, conversaron sobre el diseño, la arquitectura, el Estado y, sobre todo, sobre la ética profesional en tiempos de pandemia.
La Curva se reunió con María Eugenia Giorgi, diseñadora gráfica, egresada de la UBA y profesora de la Licenciatura en Diseño de la UTDT. Y con Agustina Alonso, arquitecta, egresada de la UNLP y maestranda en la Maestría de Políticas Públicas de la UTDT. Ellas trabajan juntas en el Ministerio de Salud de la Nación. Y se juntaron para hablar sobre su último proyecto: la señalética de orientación para el interior de los hospitales modulares de emergencia emplazados en distintas partes del país. Este fue uno de los primeros proyectos que el Ministerio de Salud de la Nación impulsó frente a la crisis del Covid-19. Desde la coordinación de infraestructura del Ministerio junto con la dirección de Arquitectura Hospitalaria, Giorgi y Alonso diseñaron las señales de orientación para el interior de los doce hospitales modulares de emergencia que se encuentran diseminados por cuatro provincias y ciudades argentinas: el Conurbano de la Provincia de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y el Chaco.
LC: ¿De qué se trata este proyecto? ¿Es el primero de este tipo que impulsa el Ministerio de Salud de la Nación?
ALONSO: La pandemia impuso la necesidad de ampliar la capacidad sanitaria. Sobre esta urgencia, motorizamos este proyecto que fue una interacción entre el Ministerio de Obras Públicas y el Ministerio de Salud, con la participación de la UNOPS (Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos). Hubo una colaboración fuerte entre estos tres organismos y nosotros que, desde el Ministerio, somos responsables de la "comunicación en el espacio”. Es decir, de las acciones con usuarios y personas más allá de las reformas edilicias o arquitectónicas.
Desde nuestra oficina, consideramos que la comunicación interior del espacio es un factor clave en cualquier tipo de proyecto sanitario. Junto con María Eugenia desarrollamos el proyecto. Ella ya venía trabajando en estos temas antes de que yo ingresara como coordinadora, allá por 2016. Nuestro trabajo juntas se focalizó en darle mayor énfasis a los temas comunicacionales que plasmamos en un Manual de estilo para la señalética básica del Ministerio. Esto fue un logro, porque después pudimos replicarlo en otras dependencias estatales. Mi ingreso al área significó aportar un marco más formal sobre lo que María Eugenia venía trabajando. Me propuse articular el espacio, el diseño, la comunicación y la arquitectura. Empezamos haciendo la señalética interna y luego seguimos con los hospitales de emergencia.
GIORGI: Yo venía trabajando en señalización en el Ministerio de Salud en la coordinación de infraestructura. Cuando Agustina se incorporó, tomó el proyecto como uno de los objetivos de su gestión. A partir de ahí, empezamos a hacer muchas cosas, armamos un equipo de trabajo. Obviamente la pandemia fue un acontecimiento a nivel mundial y, si bien yo previamente había hecho señalización para hospitales, nunca lo había ejercido en el marco de una crisis sanitaria. Es algo absolutamente diferente. Tampoco nunca antes había diseñado señales de orientación interna para hospitales modulares. Esta es otra característica particular de este tipo de proyectos. La lógica constructiva de estos hospitales favorecieron un armado rápido de las estructuras arquitectónicas comunes y el diseño gráfico tenía que estar en complemento con el contexto.
LC: ¿Qué particularidades tiene diseñar las señales de un hospital modular a diferencia de las de un hospital tradicional?
ALONSO: El método constructivo que tienen estos hospitales es “en seco”, es decir, son “prefabricados”. Por eso se los llama “modulares”. Se trata de módulos que ya tienen medidas preestablecidas. Esta tipología se puede armar rápido porque solo consta de una basamento, donde se instala la estructura del hospital. Después, solo resta ubicar columnas metálicas y paneles prefabricados, en una combinación de ambos sistemas. Lo más importante, desde el enfoque del diseño, es que se trata de un sistema prefabricado- modular, con medidas estándares, que se puede instalar en poco tiempo.
El proyecto comprendía un total de doce hospitales instalados en el Conurbano, Rosario, Córdoba y el Chaco. Estos proyectos variaron según la capacidad que necesitaba cada provincia y cada lugar, habían pequeñas diferencias definidas en tres tipologías de hospitales que diferían en la cantidad de metros cuadrados. Sin embargo, las tres compartían la estructura básica y las medidas estándares de puertas, ventanas y pasillos. No pudimos relevar todo porque se estaban construyendo mientras hicimos el proyecto. Por este motivo, tuvimos que tomar las desiciones en abstracto, sin poder evaluar in situ las necesidades reales.
GIORGI: De una manera más visual y gráfica, menos arquitectónica, su lógica constructiva tiene ciertas regularidades pero, además, responde a determinados sectores y realidades. Obviamente, la zona de internación y la de terapia intensiva, por un lado, pero además una serie de sectores operativos que tenían que ver con el funcionamiento, tanto médico como de la enfermería, por ejemplo: la zona de lo limpio/usado, de los materiales de descarte. En fin, eran un montón de cuestiones que, para mí, eran completamente nuevas.
Para trabajar con más eficiencia, había distintas tipologías: HM-tipo 1, H4, H4, H6, H8 y H10. Las tipologías tenían que ver con la cantidad de zonas operativas de cada unidad hospitalaria. Tener las medidas y características estandarizadas, nos permitió que pudiéramos hacer el proyecto sin ir a relevar cada una de la unidades in situ. Esto fue un desafío. Era como diseñar a ciegas... Mientras trabajábamos, Agustina me decía: “Si te parece, vamos a relevar uno”. En ese momento, lo único que teníamos eran las plantas arquitectónicas. Así que bueno, era necesario ir al lugar y fuimos. Llegamos a Almirante Brown. Allí el hospital estaba a punto de terminarse. Y, para hacer la señalización, además de la planta, era importante saber dónde estaría ubicado el equipamiento. Llegamos y nos encontramos con los obreros trabajando. Allí, juntas decidimos cuestiones importantes como las alturas y las aberturas en donde irían fijadas las señales.
En los hospitales había dos áreas clave: la de internación y la de terapia intensiva. Son más o menos parecidas. Son locales grandes donde están todas las camitas. Al final, está el acceso a los baños. Los pasillos también son importantes para la circulación. Estos son zonas que estructuran todos los sectores operativos: los pasillos conectan todos los espacios. Algunos tenían puerta, otros no. Entonces, una vez que pudimos relevar a qué altura iban las cosas, el equipamiento o las cajas de gases, el desafío era: ¿dónde ponemos la señalización de las camas? Esto fue fundamental.
Frente a una emergencia, no hay tiempo que perder. Se deben identificar a los pacientes y en qué estado están con una gran celeridad. A partir de ahí, se abría toda una discusión: ¿van sobre las camas? ¿O no ? No... Decían los ingenieros. “En las camas no, porque las camas se rompen y se mueven y no quedan fijas. Entonces, van en las paredes”, insistían. “Puede ser”, decíamos nosotras, pero ¿a qué altura? El criterio fue que las señales se vean con facilidad. En un golpe de vista. Ahí, utilizamos el vinilo de corte adhesivo para las paredes.
LC: ¿Cuáles fueron los condicionantes que tuvieron?
ALONSO: Por un lado, teníamos una sola oportunidad para medir, porque no íbamos a volver al sitio. No nos podíamos olvidar de nada. A eso se le agregaba la complejidad de este laburo, que es así, a contrarreloj. María Eugenia mostró un compromiso enorme y trabajó las 24 horas del día.
GIORGI: ¡Nos estamos tirando flores (se ríe)! La verdad es que hicimos un gran equipo de trabajo, 24 por 24. Agustina no solamente coordinaba, sino que gestionaba y conseguía la información que necesitábamos. Pero también se ocupaba de dibujar y proyectar todo lo que fuera necesario. Armaba planos y dibujos para visualizar los problemas concretos. A partir de sus dibujos empezamos a diseñar mirando las plantas. Agustina hizo las vistas, y sobre esas vistas yo empecé a proyectar el sistema. Al principio, no teníamos claro el partido gráfico, no sabíamos cuál iba a ser el lineamiento gráfico de la imagen institucional. No teníamos idea de cómo iba a ser la paleta de colores, ni la tipografía, ni los vectores que estructuran al sistema visual. Pero empezamos a trabajar igual, analizando las necesidades específicas en función del contexto.
ALONSO: El laburo tuvo mucho de idas y venidas. Justamente, nos condicionaba el tema de la urgencia. Todos se pusieron el proyecto al hombro y hubo una colaboración muy fluida entre los ministerios. Por ejemplo, nos pasábamos la información por los celulares, y nos decíamos: “¿qué necesitas?”, “¿qué podemos hacer hoy?”, “¡podemos colaborar con esto!”, “necesitamos comunicarnos con tal empresa”, etcétera. Todos aportamos mientras se producía la señalización. Fue una colaboración fluida considerando que éramos varios organismos que no nos conocíamos personalmente. Fue un laburo muy exhaustivo y particular. Pero lo logramos...
GIORGI: Como dice Agustina, en este tipo de proyectos, se mantienen los cronogramas normales de cualquier proceso de diseño. Esto supone que tu planificación siempre sea “sobre el pucho”, por decirlo de alguna manera. Vos tenés que empezar a diseñar con lo que tenés... ¡Es una emergencia! Además, teníamos que esperar que el hospital esté terminado para salir a relevarlo. Una vez que está definido el anteproyecto, hay que chequearlo y recuperar los datos que faltaban. Mientras Agustina hacia la recorrida con los referentes de las distintas áreas ministeriales conversando sobre la funcionalidad de los sectores y algunos criterios generales del funcionamiento, yo iba a tomar las medidas, con al cinta métrica y tomando notas. Después, juntábamos toda la información y veíamos qué nos faltaba. Una vez que teníamos identificado el espacio, sus áreas y su circulación, había que conseguir la imagen institucional de los hospitales, la imagen general que ya estaba hecha por otro equipo de diseñadores. Este era un trabajo que había hecho la UNOPS y el Ministerio de Obras Públicas. Se trataba de la imagen que nosotras teníamos que adaptar.
Nosotras hacíamos las señales de orientación interna: la parte más dura y funcionalista, digamos. Adaptamos lo que nos mandaba Obras Públicas y adecuamos ese sistema a las necesidades reales. Agustina hizo esa gestión, consiguió lo fundamental. Tampoco había demasiado... Era todo así, a las corridas: “¿Qué necesitas?”, me decía. Y yo respondía: “Necesito la tipografía, la paleta cromática, los vectores”. Y Agustina respondía: “Perfecto, voy por ello”. Ahí se armaba una gestión interministerial que gestionaba ella, que conseguía todo en tiempo y forma.
LC: ¿Cómo se sienten habiendo participado de un proyecto que tiene como objetivo salvar las vidas de muchas personas?
ALONSO: Para mí trabajar para el Estado tiene ese plus que, profesionalmente, hace que tenga otro sentido. Un sentido más social. A mí, personalmente, me llena de orgullo en el plano profesional y humano. Y con este proyecto en particular, durante un momento histórico del mundo, siento que pudimos aportar un granito de arena. Es el orgullo de poder haber armado un equipo de laburo consistente y con mucho compromiso. Eso fue genial. Personalmente es un proyecto que me encantó.
GIORGI: Efectivamente. Trabajar para el Estado tiene su particularidad. Desde mi punto de vista, siempre el trabajo profesional, sea para el Estado, sea para el mercado, tiene que ver con cómo lo haces. Tiene que ver con cómo vos te ubicas como profesional. Pero, más allá de eso, tiene que ver con que estás pensando en los usuarios, en la idea de “ciudadanía”, no son “consumidores”. En el marco de las políticas públicas que apuntan al bien común, se siente que ese elemento utópico del diseño —el de transformar las condiciones de vida existentes en deseables—, tiene más posibilidades de realizarse. Y que no está destinado a un sector de la población, sino a un conjunto de la ciudadanía. Esa idea de comunidad hace que el trabajo tenga sus dificultades, pero también sus satisfacciones. Es muy personal, por supuesto.
LC: ¿Comprometerse con este tipo de proyectos es una responsabilidad social obligatoria?
ALONSO: No sé si una obligación. Todas las disciplinas tienen su aspecto social. Depende del compromiso social que uno tiene. Tiene que ver con una cuestión ideológica, de cómo uno quiere desempeñarse en la vida. Como profesional, uno no se puede alejar de eso. Toda disciplina tiene su aspecto social y está en uno desarrollarse profesionalmente siguiendo eso o no. En estas situaciones, si uno tiene la oportunidad de volcar su conocimiento para el bien común —como decía Maria Eugenia—, aportando y contribuyendo a una política que apunta al bienestar de todos, se vuelve una satisfacción enorme.
GIORGI: Sí, veo dos cuestiones del asunto. Una en la línea de lo que dice Agustina, me parece que la dimensión ética siempre se juega en el “cómo”, y eso trasciende al mercado o al Estado. Siempre es el cómo. Y esa es la manera en la que vos abordás tu profesión. Ahora, más allá de esa cuestión que es meramente personal, hay una dimensión social y política del diseño. El diseño atraviesa todas las áreas de la cultura. La cultura material y visual están de alguna manera organizadas bajo las lógicas del diseño y eso es importante tenerlo en cuenta. Porque cuando vos estás operando sobre, en este caso los hospitales, estás haciendo que esa lógica que organiza la circulación de personas y la identificación de secciones, sea posible. Es muy performativo.
Fue super interesante lo que pusimos en foco. El diseño del espacio, tanto en la dimensión física como en la visual, modela las conductas en la cultura contemporánea. Las maneras de circulación, de organización y de comunicación están regladas por el diseño. Desde un sistema de señalización hasta la pantalla de un celular.
ALONSO: Sí, el diseño de un espacio puede modificar las conductas de la ciudadanía: de un solo individuo y de la ciudadanía en su conjunto. Uno tiene una herramienta que es muy poderosa, y que puede generar muchos cambios sociales, para bien… Y para mal también, lamentablemente. Es una herramienta para usarla con plena conciencia de lo que se está haciendo. Conciencia de las consecuencias y de las potencialidades que se tiene esa herramienta para desarrollar.
LC: En estos tiempos de urgencia sale a relucir la importancia del diseño de la innovación social. ¿Qué nuevos diseños creen que van a surgir aquí y en el mundo? ¿Qué nos dejará la crisis?
ALONSO: No se sabe mucho qué va a suceder, cómo va a ser la vida después. Creo que va a tener un impacto muy grande en el espacio público y en todo lo que tenga que ver con los ámbitos de socialización. Es un gran desafío para los diseñadores, para los arquitectos, para los urbanistas y, claramente, para el Estado que va a tener que, en cierta medida, regular o bajar lineamientos en cuanto a eso. A nosotros nos representa muchos desafíos.
GIORGI: Sí, el desafío para el diseño es enorme. En la emergencia y en el cambio de condiciones de posibilidades de socialización con otras personas. Pensemos en diseño industrial, el diseño de la distancia de los asientos en cualquier transporte público. Lo que sí sería deseable, es que estas condiciones que hacen que esta pandemia, y la muerte de tanta gente sea posible, se repiensen estructuralmente. Pienso que el desafío mayor —no solamente para el diseño, sino también para las políticas públicas y para que nuestra vida no esté en riesgo— es repensar las condiciones de producción del sistema. Algo bastante utópico, pero necesario.
ALONSO: Agrego que un factor importante, como raíz, es la desigualdad que muestra la humanidad actual. En estos días, hemos visto que los grandes focos de crisis están en las poblaciones más vulnerables. Ahí hay que repensar en el hábitat en general. ¿Qué espacios habitamos? ¿Qué hacemos con nuestro hábitat? A nivel tanto natural y ecológico como a nivel social. Y otra pregunta clave: ¿qué pasa con los barrios vulnerables? Esto puso en evidencia y sacó a flote lo que muchas veces no queremos ver: las condiciones humanas en las que un sector muy grande de la población vive.
Son muchos los aspectos que hay que pensar. Y esto también es diseño: diseño desde la comunicación, de los objetos y de lo urbano. Es un tema infinito y creo que va a haber un gran cambio de paradigma a partir de ahora. O por lo menos es lo que deseo. Que de alguna manera, la realidad nos interpele y que nos deje un pensamiento más humano, hacia nuestro habitar en la sociedad.
Sobre las autoras
Pilar Scotto
También conocida como BN21. Artista visual y estudiante de Diseño en la Di Tella.
Contacto
Ángeles Fato
Estudiante de diseño y eterna coleccionista de hobbies.
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