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  • LUCIANA PERCZYK

Mitigación del cambio climático: el quién, el cómo y el porqué se debe hacer.

Actualizado: 17 abr 2021

El mundo pide a gritos acciones. Mientras la batalla se libra en la arena política, ¿podemos las personas hacer algo para detener el avance del problema climático?


Por LUCIANA PERCZYK


Las problemáticas que competen a lo social no suelen conseguir respuestas sencillas. El cambio climático no es una excepción: una variedad de factores infinitos atraviesan el tema. A pesar de que podría explayar cada uno de ellos, se trata de una problemática urgente, que requiere conclusiones concretas y planes de acción inmediatos. Aquí mi objetivo será demostrar por qué las campañas de concientización individual no deben ser subvaloradas en cuanto a su contribución a la mitigación del cambio climático. Al afirmar esto no niego la participación fundamental de agentes como los estados nacionales y las grandes empresas. El trabajo alineará ambas argumentaciones, en pos de concluir que la solución a los problemas climáticos funciona como un círculo en el que todas las piezas son importantes. Evitaré los argumentos extremistas ya que no los considero colaborativos.


Dividiré mi argumento en tres: el quién, una simple base teórica, política y ética acerca de los participantes en la problemática; el cómo, un acercamiento a las soluciones posibles, con una mirada económica acerca de la responsabilidad moral y, por último, el porqué, con el rechazo de la teoría ICI (individual causal inefficacy).


Quién


En las primeras clases de ciencia política de cualquier estudiante se estudia la manera en la cual los problemas de la sociedad llegan a ser discutidos en marcos institucionales. Cuando un problema es identificado como común entre muchos individuos y/o grupos de la sociedad, se exige una consideración por parte de los gobernantes de su país. Para llegar a ellos, hay una herramienta indispensable en cualquier régimen democrático: la movilización. Esta tuvo incontables triunfos en cuanto a ampliación de derechos, por ejemplo. Incluyo, entonces, a los individuos como una parte importante del proceso para las soluciones del cambio climático en ámbitos no solo sociales, sino también a nivel legislativo.


Estas movilizaciones surgen en paralelo a los gobiernos para poner ciertos temas en sus agendas. Estos pueden ser o no una preocupación genuina por parte de los políticos, ya que, al fin y al cabo, utilizan los medios necesarios para asegurar su permanencia en o el ascenso al poder.


Realizar generalizaciones sobre los individuos que se movilizan no es correcto. Al tratarse de una problemática global hay que tener en cuenta que cada individuo se ve influenciado por su entorno sociocultural específico. Es fundamental tener esto en cuenta: de no ser así, se puede llegar, fácilmente, a conclusiones erróneas.


Cómo


Hora de pasar a los medios. Este apartado se relaciona de manera directa con el anterior ya que, analizando los distintos medios y sus limitaciones, caracterizamos a los participantes.

En su artículo, Morten Byskov deja en claro que los gobiernos y las empresas son los únicos a los que les debería adjudicar algún tipo de responsabilidad, principalmente debido a la escala de la problemática. Además, explica que el Estado es el responsable de cuidar a sus ciudadanos. Sin embargo, si hablamos solo de responsabilidades institucionales o legales, perdería todo un poco el sentido, ya que los ciudadanos nunca tendrían que cuidar el medio ambiente porque no son institucional o legalmente responsables de este. Este es un tema que no profundizaré porque deviene a otros debates que no vienen a mi punto.


Pero es por esta carencia de marco legal que es preciso introducir el concepto de la “responsabilidad moral”. Mi opinión difiere de la de Byskov, ya que creo que hay ciertos individuos que sí cargan con una cuota de responsabilidad: aquellos que tienen los recursos disponibles para tomar elecciones que causen un menor daño al planeta. Sería ilógico exigir que alguien con pocos ingresos comprara siempre comida orgánica y que evitara el plástico a toda costa. Si el individuo tiene limitaciones (económicas, de tiempo, etc) es allí donde el Estado tiene que intervenir fuertemente: realizando campañas de concientización alimenticia que promuevan dietas con menor consumo de carne, estableciendo puntos de reciclaje accesibles y construyendo infraestructura compatible con un mayor uso de bicicletas, entre infinitos ejemplos.


Ahora bien, imaginemos que esas condiciones ya están dadas, quizás en países desarrollados (ej. los nórdicos). Es aquí donde encuentro apropiado adjudicar responsabilidad a los individuos: si una joven de 20 años, que tiene la posibilidad de andar en bicicleta por bicisendas amplias y cómodas, elige ir a su universidad en auto en vez de en bicicleta todos los días, está contribuyendo al calentamiento global de manera consciente y voluntaria. En este punto, se podría discutir acerca de la libertad de los individuos: por un lado, si esa joven desea ir en auto, está en todo su derecho hacerlo. Sin embargo, creo que esta afirmación se remite a la percepción histórica que tenemos sobre el asunto y los pocos derechos que le damos al planeta en el que vivimos. Lo fundamental es utilizar esta responsabilidad moral como una motivación hacia algo positivo que podría modificar el futuro de un individuo. De ninguna manera se debería culpar a los individuos por las acciones que tomaron en el pasado, ya que esto no sería fructífero. Este es el concepto englobado del que habla Jessica Nihlén Fahlquist: “forward-looking responsibility”.


Vimos quiénes podrían ayudar y de qué maneras. De todos modos, esto no funciona como una ecuación perfecta. Los individuos fallan aunque deseen hacer un bien por el medio ambiente y esto se debe, en gran parte, a la calidad de las campañas de concientización. Estas pueden llegar a ser efectivas si cumplen con dos requisitos: la reproducción de literatura científica con datos corroborados y la capacidad de poner en términos claros el problema.


En cuanto al primer aspecto, comprendí la importancia de la literatura científica en temas de cambio climático luego de una entrevista a Daniel Perczyk. Es miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático y Convención de Naciones Unidas, y reconoce que hay una gran cantidad de buenos informes sobre el tema, pero que rara vez son divulgados lo suficiente. Es posible pensar que muchos no estarán interesados en leer trabajos de esta índole, por lo que pienso que se podrían plasmar las conclusiones de dichos informes en medios didácticos como videos de Youtube, Instagram, etc. para expandir su alcance. En segundo lugar, las campañas deben tener como objetivo impactar a su público y motivarlo a cambiar sus hábitos. Lamentablemente, los seres humanos necesitamos escuchar datos negativos sobre cómo está la situación climática hoy en día, para darnos cuenta de que existe un problema grave que se debe remediar. Teniendo en cuenta esto, se podrían usar parámetros como el de Avram Hiller, filósofo estadounidense, en su artículo: “(...) en promedio, la emisión de GEI de un estadounidense durante toda su vida causa daños graves a una o dos personas, generalmente en el mundo en desarrollo.” (357). Así, se puede transmitir efectivamente que diversas acciones individuales, que parecen inofensivas, pueden perjudicar al medio ambiente y, por ende, a otras personas.


Porqué


No es poca la gente que cree que actuar individualmente no tiene ningún tipo de injerencia en el tema de la crisis climática. Creen que no hay por qué cambiar nuestros hábitos.

La ICI o individual causal inefficacy es el pensamiento que establece que: “(...) la mayoría o todas las acciones individuales comunes, e incluso las todas ellas, son demasiado insignificantes causalmente para hacer alguna diferencia con respecto al cambio climático.” Aún sabiendo que la actividad individual humana (más allá de lo que hagan las grandes empresas) dejó su huella de manera negativa en el planeta, siguen existiendo quienes niegan por completo su participación en dicha huella.


Hiller nombra dos razones para comprender a los escépticos. En primer lugar, está el carácter egoísta y negador que solemos tener los seres humanos. Cuando uno es consciente de las causas del cambio climático, se da cuenta de que, en muchos aspectos, su estilo de vida tendría que cambiar para que este fuera“moralmente correcto”. Es por eso que muchas veces se produce un sentimiento subconsciente que nos convence de que nuestras acciones dan igual y que, por ello, es preferible que nos mantengamos en nuestra zona de confort.


La segunda razón por la que muchos no creen que sus acciones individuales perjudican al medio ambiente es la capacidad limitada que tienen los humanos para visualizar este problema. Nuestro juicio moral se concentra en fenómenos que tenemos frente a nuestros ojos. Por lo tanto, cuando se nos presentan estos problemas de magnitud global, no los comprendemos de la misma manera. A mi parecer, nadie lo establece mejor que Hiller: “Es imposible para un individuo apreciar en su totalidad los efectos del AGCC [Acción por una Comunidad Climática Global, por sus siglas en inglés] ya que el daño potencial trasciende lo que un individuo puede comprender. Por esto, debemos sospechar de nuestros juicios primarios acerca de los limitados efectos del accionar individual.”


No estoy, bajo ningún concepto, culpando a las personas individuales por la situación en la que se encuentra el planeta hoy en día; es un hecho que más de la mitad de la contaminación mundial es emitida por empresas. Solo planteo la irresponsabilidad de llegar a la conclusión, sin respaldo científico, de que individuos no puedan asumir la responsabilidad de cuidar al medio ambiente. Más cuando varios países con valores ecológicos incorporados institucionalmente demostraron que, si una cantidad importante de individuos toma consciencia y logra hacer la transición hacia un estilo de vida menos perjudicial para medio ambiente, los resultados son significativos.


Tarde o temprano, un cambio de perspectiva a nivel global es necesario. La crisis climática es un problema serio que debe ser atendido con todas las herramientas que hay disponibles en el momento. Hay muchas medidas que pueden mejorar la situación, tales como las mencionadas en este ensayo. Pero, a pesar de estas u otras prácticas, sin un cambio radical de perspectiva a largo plazo, los resultados no serán lo que esperamos. Y, para que este cambio se efectúe, tendrá que haber individuos que salgan de su zona de confort, que se movilicen y que compartan sus cuestionamientos con aquellos que los rodean.


Bibliografía


  • Avram Hiller. (2011). Climate Change and Individual Responsibility. The Monist 94(3): 349-68. Oxford University Press

  • Jessica Nihlén Fahlquist (2009). Moral Responsibility for Environmental Problems— Individual or Institutional? J Agric Environ Ethics 22:109–124

  • Luciana Perczyk (2019). Entrevista a Daniel Perczyk para trabajo en “Introducción al periodismo” en Universidad Torcuato Di Tella.

  • Morten Fibieger Byskov (2019). Climate change: focusing on how individuals can help is very convenient for corporations. The Conversation 10 January 2019.

 

Sobre la autora


Luciana Perczyk


Estudiante de Ciencias Sociales con Especialización en Comunicación y Periodismo. Aficionada de la historia, los estudios de género y el medio ambiente.


Contacto:

Twitter: @lupereads

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