Pasó un tiempo, ¿no? Costó, pero acá estamos. Seguimos trabajando para estar al 100%, pero la situación ameritó acelerarnos. Ahora que te tenemos del otro lado, paramos un poco el mundo y queremos contarte lo que nos pasa. La Curva renace en épocas confusas y angustiantes. Tal vez hablarnos sea un analgésico. Después de todo para eso estamos.
No les vamos a mentir, todo lo que pasa hace que nuestro trabajo se complique un poco. Las clases virtuales, los trabajos prácticos, el encierro, la ansiedad. Las discusiones por Whatsapp son caóticas, no terminamos de leer un mensaje y debajo surgen decenas de nuevos (tal vez sea hora de pasarnos a Zoom). Hay novedades por todos lados, es difícil concentrarse. Pero así como ustedes, no queríamos que el virus nos debilite la voluntad.
Cuando pensamos en reestrenar La Curva sentimos la necesidad de un espacio comunitario para el intercambio de historias, ideas, saberes, preguntas e inquietudes. Somos curiosos, queremos saber tu visión del mundo y queremos compartirla. Llegamos en un momento especial. En época de aislamiento reconforta escuchar a un par, entendernos para comprender lo que nos sucede. Existen varias formas de tender una mano, y esta es la nuestra.
No hace falta decir que formamos un gran equipo de trabajo. Tampoco hace falta mencionar que la universidad está llena de talento y que sería un error no aprovecharlo. Sin embargo lo decimos, porque sinceramente estamos orgullosos de a donde vamos y sobre todo de quienes nos acompañan, pero también porque sabemos que hay gente allá afuera que tiene mucho para aportar. Eso nos alegra y nos entusiasma.
No vamos a ocultar que somos ambiciosos. Queremos a La Curva pintada dentro del cuadro del universo ditelliano. Anhelamos formar parte especial en esa identidad, parte indisociable de la vida universitaria. Esperamos ser un episodio transversal que obvie y a la vez se nutra de nuestras diferencias, que nos una a todos en una especie de Ágora. Es el desafío que nos planteamos de ahora en más y en el que trabajaremos lo mejor que nos sea posible.
Tampoco somos negacionistas: es importante aprender de los errores y obstáculos del pasado. Se nos abre una nueva oportunidad, la experiencia nos marca el camino. Si La Curva está de vuelta es porque hubo gente que vio a una necesidad desamparada. Es nuestro deber no volver a dejarla huérfana. Animarnos es el primer paso.
Con todo esto dicho, esperemos que el mes próximo nos encuentre de otra manera. Quizá por los pasillos de la universidad, donde con idas y vueltas podemos reconocernos y experimentar esa linda sensación (extraña y contradictoria también, por qué no) de sentirnos en casa.
Nos codeamos, esperemos que el tiempo pronto nos permita un abrazo.
El equipo de La Curva